Martín Montaner es actor de Universidad UNIACC y magíster en Diseño Técnico y Producción de la Universidad de Yale de EE.UU. Fue director técnico de la Fundación Teatro a Mil del 2013 al 2017. Formó parte de la fundación de la compañía Teatro Onirus en conjunto con Horacio Videla, profesor de UNIACC. A finales de febrero de 2021, se le galardonó con el Premio de Producción Técnica, auspiciado por KM Fabrics entregado por el USITT (Instituto de la Tecnología Teatral de Estados Unidos).

“Soy súper fanático de la música y los conciertos y siempre pensé y supe que los conciertos eran lo que tenía mayor impacto, era lo más fácil de leer y lo que a mí más me apasionaba”, sostiene Montaner en relación a ese interés por los espectáculos que tuvo desde que recuerda.

Creció en México, en la industria de la música ya que su hermano estaba en una boy band. Martín se interesaba mucho sobre lo que pasaba y el ambiente que se generaba. Empezó ayudando al asistente de sonido en algunas de las actuaciones de su hermano y así fue haciendo cosas tras bambalinas. “Yo siempre estuve muy ligado a las comunicaciones y a la música. Una imagen que yo tenía era de Bono -el vocalista de U2- levantando una mano y todos enloqueciendo, con una capacidad de mover masas, muy grande”, comenta sobre su interés por las presentaciones. 

En 2013 empieza a trabajar en la producción técnica del Festival Santiago a Mil y sigue trabajando ahí por las siguientes cinco ediciones. Martín cree que “Teatro a Mil es una fábrica de oportunidades y experiencias, como no hay ninguna otra en Chile, para quienes somos apasionados del teatro”, y agrega que en el festival “partió la aventura compuesta de miles y miles de aventuras”. 

Fue mientras trabajaba en Teatro a Mil que conoció a un productor estadounidense que le contó más sobre la producción técnica de espectáculos en su país y le cuenta que en dos partes de Estados Unidos se imparte lo que a él le interesa: Instituto Californiano de las Artes -donde estudió el reconocido director Tim Burton- y la Universidad de Yale –donde Martín decide ir-. Donde comienza lo que Montaner denomina “una historia de mucha obsesión, de mucha testarudez en lograr ese objetivo”. 

Es por este objetivo que decide renunciar a ser el productor técnico de Santiago a Mil y dedicar cinco meses para postular al programa de la Universidad de Yale, al que solo aceptaban a diez personas en todo el mundo por añoUna maestría en Bellas Artes en Diseño y Producción Técnica. 

Esta decisión la toma después de haber intentado dos años consecutivos de postular mientras seguía trabajando, pero al tener que rendir los exámenes de admisión no se sentía preparado para lograr entrar. En 2017 llegó a un punto en que decidió que necesitaba tiempo y renuncia “porque tengo que preparar esto, porque tengo que jugármela y no me quiero arrepentir después”, nos cuenta. 

Con 36 años, recibió el Premio de Producción Técnica del Instituto de Tecnología de Teatro de Estados Unidos –la academia más grande de formación y de investigación de las ciencias y tecnologías dedicada al espectáculo-, que Montaner describe como “los Oscar” para él y considera que: “abre una serie de puertas y hay que hacer un, dos por tres por mí y por todos mis compañeres y abrir todas esas puertas y que la gente me ayude a abrirlas, y al infinito y más allá, creo yo”. 

EXPERIENCIA EN UNIACC 

El interés de Martín Montaner por el teatro, es porque lo ve como un medio de comunicación.  

“UNIACC tiene esa particularidad que forma más que actores. Forma comunicadores escénicos que están preparados para televisión, cine, radio. Es una formación un poco más amplia, menos profunda, pero más amplia que te permite desarrollar ciertas habilidades y creo que eso mismo es lo que me lleva a poder desarrollar habilidades que no estaban derechamente ligadas a lo que pasaba sobre el escenario”, reflexiona. 

Montaner reconoce el incentivo de los docentes de UNIACC durante todo su proceso de aprendizaje y enseñanza: “Siempre fui muy inquieto y recibí de parte de la Facultad, de los profesores, mucho apoyo en esa inquietud”. 

Como estudiante tuve la oportunidad de estar en casa de profesores, en tener oportunidades tanto laborales como prácticas fuera de una instancia académica. Cuando hubo inquietudes que estaban fuera del aula de clases tuve la suerte de contar con profesores que me dieron la oportunidad de revisar esos contenidos en instancias extra académicas, que me invitaban a trabajar en proyectos con ellos”, explica Montaner. 

A pesar de los reconocimientos y haber estudiado por tres años en Estados Unidos, Martín decide volver a Chile y dedicarse a la formación y a la colaboración. 

“Siempre sentí que mi tarea era ir y volver con información y ponerla al servicio de las artes escénicas o de cualquier persona a la que le interese. Yo tuve la suerte de formarme a través de gente, acá en Chile antes de irme, solo con gente que estaba interesada en compartir sus conocimientos conmigo, con el único interés de reivindicar el oficio técnico”, reflexiona.